miércoles, 18 de febrero de 2015
Hace frío, mucho frío y tengo hambre. La calle oscura, fría y silenciosa parece observarme hasta un punto agobiante pero aún quedan muchas horas hasta que, al amanecer, pueda volver a casa.
No quiero seguir aquí y no quiero ni uno más pero necesito comer y Anne también, y aunque yo lleve una semana sin comer no puedo dejar que ella pase hambre ni un solo día. Lo juré.
Realmente espero que no venga nadie más, ya tengo suficiente dinero para mañana y el estómago demasiado dolorido. Espero llegar con el dinero a casa…y con vida para poder decirle a Anne que su mamá la quiere.
“Odio esto, me siento sucia “Pienso mientras me escondo entre mis rodillas cuando de golpe un rayo de luz golpea mis piernas y posteriormente mi cabeza rodeándome de un cálido y agradable ambiente el cual me hace inmensamente feliz, el día ha llegado.
Me levanto y salgo corriendo hacia casa. No está lejos, por suerte, así que a pesar de mis extraños y doloridos andares no tardo más de diez minutos en llegar.
Me acerco a la puerta ya corroída por la humedad y la abro para poder observar a Anne acostada en una pila de mantas en una esquina del cochambroso lugar.
Me aproximo a ella y tumbándome detrás suyo la despierto con un beso en la mejilla. Ella se gira, se incorpora y dándome un abrazo me dice” Te quiero mamá”. A lo cual respondo con un fuerte beso en la otra mejilla pensando ”Yo también te quiero hermana”.
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#WeNeedToChangeTheWorld
La cosa más pura e inocente del mundo, nuestros niños luchando en una guerra que ellos no han creado, esclavizados en medio mundo y muriendo de hambre pero sin embargo les recordamos un día al año y pensamos que ya hemos hecho suficiente.
Algo no funciona bien cuando se valoran más los niños como herramienta que la niñez como una etapa de pureza y felicidad
#WeNeedToChangeTheWorld
